El Apple Watch es el reloj con conexión a Internet que Apple presentó de forma oficial en su conferencia de esta semana. A pesar del tiempo que llevamos oyendo hablar de él y de todos los rumores aún no hay fecha de distribución para el mercado español. Sí que lo tendremos a la venta en EEUU y otros países a partir del 24 de abril.
El precio del reloj oscila entre los 349$ en su versión más deportiva y los 10000$ en su versión más inaccesible. El precio del modelo superior según Wired no parece tan disparatado si lo comparamos con otros relojes de lujo y según The Verge es una estupidez. De todos modos, el precio del modelo «barato” en nuestra opinión sigue siendo muy alto como para romper el mercado.
Apple Watch no es el primer ni último reloj inteligente del mercado. Google lanzó el año pasado Android Wear, un sistema operativo para relojes inteligentes que ya usan modelos como el LG Watch (~200€) o el Motorola 360 (~250€). Además de alternativas como Tizen.
¿Para qué demonios quiero un ”smart watch”? O dicho de otro modo ¿qué puedes hacer con él? Por el momento un reloj inteligente incorpora las funcionalidades más simples de un smartphone. Esto es: reproducir música, recibir alertas, recibir instrucciones de navegación, realizar llamadas, enviar pequeños mensajes y obtener toda aquella información que quepa en la pantalla del reloj.
En palabras de Kevin Lynch, uno de los vicepresidentes del proyecto: ”Apple Watch trata de pequeñas interacciones que tenemos a diario, muchas de las cuales duran sólo unos segundos”.
Todo esto que suena tan soso en los anuncios de Google y de Apple queda de lo más futurista.
Quizás el hecho de llevarlo puesto hace que se abran puertas que a un iPhone le cuesta cruzar como son las del deporte y la salud. Ya hemos hablado aquí de la relación entre tecnología y salud pero en la presentación de ayer de Apple destacó Researchkit, un paquete de apps de código de abierto con el fin de ayudar a la investigación médica. Tu ritmo cardiaco, la distancia que recorres al día… parecen parámetros más cómodos de medir con un wearable que con un smartphone.
Por otro lado, las simplificaciones tecnológicas suelen ser algo que se rechaza en primera instancia pero a que a medio plazo hace la vida más agradable a algunos usuarios. Si los smartphones simplifican Internet y la web a través de las apps, como bien señala Wired, un smartwatch simplifica las apps a su mínima expresión: un pequeño toque o gesto.
18 horas en las mejor de las circunstancias.
A través de WiFi y BlueTooth. Ojo con esto, para algunas tareas (recibir llamadas por ejemplo) es necesario tener el Watch y el iPhone en la misma WiFi o pareados por BlueTooth.
Retos e imaginación. Cuantos más soportes y situaciones posibles en las que el usuario esté conectado Internet menos barreras a la hora de imaginar desarrollos que hagan la vida más fácil.